martes, 9 de diciembre de 2008

PENITENCIA por X. Andrade

Prefacio escrito desde Manglaralto para el libro Otro cielo no esperes


Comparto con Cocó Laso su búsqueda por registrar lo que resulta una experiencia ajena, la de la devoción religiosa. En su intento por atrapar algo de ella al crear un catálogo subjetivo de la procesión de Jesús del Gran Poder --la máxima expresión masiva de la religiosidad católica en una aldea que se precia de pensarse a sí misma como “la cara de Dios”-- este hacedor de imágenes revela las complejidades de ese rostro, la experiencia solitaria junto a la comunal, la urbana impregnada de ruralidad, el recóndito eroticismo de un cuadro colonial, la distancia del común con una iconografía occidentalizada, la necesidad de la impronta sobre la frente de una mujer sorprendida por el reflejo de una luz que no proviene precisamente del interior de los templos. Imágenes: lo tenue de iluminaciones que quieren transformarse en un momento eterno, como el estoicismo del encapuchado penitente, tan construído como su propia estancia.

Laso inaugura una mirada problemática al preguntarse: “¿Quiénes somos, visualmente, durante los rituales de semana santa?”. Su respuesta no proviene de la mirada etnográfica, con su interés participativo y empático. Tampoco de la periodística con sus pretensiones realistas. Esta colección de fotografías pone sobre el tapete el conflicto intrínseco a la representación visual de una práctica íntima que es periódicamente espectacularizada con la finalidad de confirmar a la religiosidad como un fantasma que pulula por la esfera pública en los recovecos de cierta ciudad franciscana. Un poder fantasmagórico que, con dedos acusatorios y ataviados de divinidad, apunta a confirmar la ilusión de un cielo diferente, y de nada tenues y, sí, omnipresentes infiernos.

Fue precisamente el develamiento de las costuras de la institución-Iglesia lo que me hizo alejar, en mi pasado de adolescente, de los dispositivos de la operación religiosa. Y ese ejercicio de disección desde una cercana distancia se puede leer en las distintas capas que constituyen las imágenes de este itinerario. Cansancio, convicción y duda conforman este vía crucis como el del motivo bíblico que es actualizado por los devotos ritualmente. Camino lleno de vicisitudes en el que los diezmos pasan de mano en mano hasta llegar a sus distantes destinatarios al tiempo que las monedas reflejan el sacrificio, la tristeza, el llanto, y la pena que demandan este tipo de fé. Sendero de inmóviles filas que recuerdan la desesperanza del ciudadano común frente a la burocracia. Intersecciones con cucuruchos disfrazados disfrazando tantas otras esperas… milagros de la Iglesia, magias del Estado.

Estas son fotografías que diseccionan el cielo y el infierno que constituyen a la religiosidad en el día a día de lo mundano en una ciudad andina y anodina. Hay algo de sombrío en la materialidad de estas fotos que es acentuado por el lenguaje del blanco y negro, y por las distintas tomas seleccionadas que, a veces, sugieren un cónclave de oscuros propósitos e iluminación escasa. Uno intuye la incompatibilidad del autor frente a una búsqueda feligresa por una espiritualidad que se siente de antemano culpable. Dicho distanciamiento constituye una representación que, no por ello, deja de fundarse en el respeto, éste último ahora enarbolado como un sentido de doble vía: hacia los sujetos, en el mejor estilo de la antropología, y, paralelamente, hacia la posición subjetiva del propio hacedor de las imágenes, en el mejor estilo del documental contemporáneo. Ese tráfico entre dos campamentos lleva a este tipo de fotografía hacia los múltiples sentidos de exceso que constituyen a la representación visual.

En este libro tal exceso atañe a otros varios contextos que construyen el campo de la religión. Hay muchas preguntas en la mente de una mujer que observa el pasar de millares, hay un lenguaje neoapocalíptico en la prensa que se vende en el kiosco de la esquina, hay notas escritas en las paredes de un templo poniendo en juego el nombre de dios para propósitos tan profanos como la recuperación de una amante, hay cruces sobre el hombro y cruces espinadas, y uno podría imaginarse también cruces sobre el agua, reediciones contemporáneas de los baños de sangre de una clase obrera con rostros de cristos mestizos e indígenas flagelados por siglos. Estas imágenes --memorias no lineales ni cronológicas en las que se encontrarán retratados eventualmente algunos de ellos—llegaron a constituirse en una forma de penitencia para Cocó Laso, una búsqueda silenciosa y sistemática como la espiritualidad de los propios sujetos aquí retratados. Sacadas de su contexto ritual, en su vida de libro, ellas devienen en una crítica más amplia y nos hablan tanto de la religión como intimidad cuanto del territorio de fuerzas que ésta comparte con la economía, la ciudad, y el Estado.

Al hacerme llegar estas fotografías por correo, su hacedor añadió una nota breve: “Estas son las fotos del libro… Te escribo. Un abrazo”. A la que quiero replicar ahora, habiendo ya pecado de poco escueto: “Estas son las fotos del libro… Te escribo. Un abrazo”.

Manglaralto, noviembre de 2007.

X.

PUBLICACION DE OTRO CIELO NO ESPERES


Libro de fotografia sobre los rituales religiosos de Semana Santa en la ciudad de Quito.
74 duotonos





Otro cielo no esperes es una publicación de tramaediciones y paradocs
Fotografías de François coco Laso
Prefacio de X. Andrade
copyright 2008